Este verano pasado compré por primera vez un vinagre balsámico de Modena de verdad. Un vinagre con IGP delicioso. Lo compré para un regalo a un amigo, pero claro, tuve que comprar otro para mí. Poco después, Ana María, de “Cocinando entre olivos” me regaló otra botella de un Aceto Balsámico de Modena IGP de otra marca. En poco tiempo, de no haberlo utilizado nunca, me he encontrado con dos botellas de un producto excepcional, al que tengo que darle buena cuenta.
Buscando recetas para utilizarlo y que no fuera siempre como vinagre para ensaladas, encontré recetas diferentes y deliciosas, a las que yo, nunca hubiera añadido vinagre.
Una de estas recetas es este risotto, al que el contraste del dulzor de la calabaza con el ácido del vinagre lo hace impresionante. Y si además le añadimos el sabor y el crujiente de las avellanas y el frescor de una hierba fresca (en mi caso cebollino), hemos conseguido un plato impresionante por su sabor, su textura y su sencillez.
La receta la encontré en la página del Consorcio del Balsámico de Modena IGP. Por supuesto en la misma página hay muchas más recetas…. así que como siempre, ¡al final me falta vinagre!
La primera vez que hice esta receta, la preparé en casa de nuestros amigos Juana y Jesús. Usé la preciosísima vajilla de San Claudio de Juana. Así que cuando la he vuelto a hacer para poder fotografiarla mejor, le he pedido sus platos, para que la foto reflejara exactamente la primera receta que hemos preparado con este nuevo producto. Es una preciosidad, ¿no os parece?
Ingredientes :
300 grs de Arroz Carnaroli o Arborio
300 grs de Calabaza
½ Cebolla dulce
1 litro de Caldo Limpio
30 grs de Mantequilla
Queso Parmesano
60 grs de Avellanas tostadas
Aceto Balsámico de Módena IGP
Sal
Pimienta Negra
Aceite de Oliva Virgen Extra
Tomillo fresco o Cebollino
Preparación :
Pelamos la calabaza y la cortamos en dados. Una vez cortada, pesamos los 300 gramos. Los ponemos a cocer en una cazuela con agua y un poco de sal, hasta que esté tierna. La escurrimos bien y la trituramos. Reservamos este puré de calabaza.
Pelamos la cebolla y la picamos en brunoise muy fina. Cubrimos el fondo de una cazuela con aceite y cuando esté caliente añadimos la cebolla picada con una pizca de sal. Dejamos que se poche a fuego suave y esperamos hasta que esté bien hecha, sin tomar color.
Sobre esta cebolla haremos el risotto, pero como en mi casa no se puede dejar la cebolla en trozos en el plato, lo que hago es escurrirla y triturarla junto con la calabaza. Pero lo normal sería cocinar el arroz sobre esta cebolla.
El caldo y el puré de calabaza deberemos tenerlos bien calientes. Cuando la cebolla esté lista añadimos el arroz a la cazuela y lo removemos bien, de manera que todos los granos se impregnen del aceite y se tuesten ligeramente. Cubrimos el arroz con un poco de caldo y dejamos que empiece a hervir. A partir de este momento y sin dejar de remover, añadimos alternativamente caldo y puré de calabaza, esperando que se absorba una cucharada, para echar la siguiente. Este proceso lo haremos durante 15/18 minutos, hasta que el grano de arroz esté tierno y ya no absorba más líquido.
Cuando el arroz esté listo, lo retiramos del fuego y le añadimos la mantequilla y un puñado de queso Parmesano rallado. Removemos bien para integrar estos dos ingredientes y servimos el arroz inmediatamente. Ya en el plato, lo decoramos con avellanas tostadas, un hilo de Aceto Balsámico de Módena y alguna hierba fresca.
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