Cuando queremos celebrar algo, a veces, nos complicamos la vida con recetas muy elaboradas y de mucho tiempo de preparación. Pero es verdad que podemos preparar grandes platos, con recetas muy sencillas. Este es uno de esos casos: una receta de lujo, con muy pocos ingredientes y con un resultado impresionante.
El solomillo de cerdo ibérico es una carne tan tierna y sabrosa, que no necesita mucha elaboración. Y, además, casa tan bien con la fruta, que cualquier combinación con frutas de temporada, es un éxito.
Añadirle un buen vino dulce de Málaga, remata este plato tan sencillo y tan bueno. En este caso he usado un vino de Bodegas Dimobe: “Señorio de Broches”. Un vino dulce de uva moscatel, perfecto para acompañar a los postres, pero también perfecto para preparar recetas de este tipo. No lo dejéis pasar y tenedlo en cuenta para las próximas fiestas. El triunfo está asegurado.
Ingredientes :
3 Solomillos de Cerdo Ibérico
½ Piña natural
200 gr. de Arándanos rojos
3 cucharadas de Azúcar
150 ml de Vino de Málaga
Sal
Pimienta Negra
Aceite de Oliva Virgen Extra
Preparacón :
Empezamos preparando todos los ingredientes. Limpiamos bien los solomillos de cerdo, quitándoles las telillas y un poco de grasa, sin pasarnos. Pelamos la piña, le quitamos la parte central y la cortamos en trocitos. Lavamos los arándanos rojos.
Cubrimos el fondo de una fuente de horno con aceite y colocamos los solomillos en ella. Los salpimentamos y metemos la fuente al horno precalentado a 200ºC. Al cabo de 10 minutos, abrimos el horno y colocamos por encima d los solomillos unos cuantos trozos de piña y vertemos por encima el vino dulce. Bajamos la temperatura del horno a 180ºC y horneamos los solomillos otros 15/20 minutos, hasta que la carne esté bien hecha. El punto dependerá de cómo nos guste la carne a cada uno, en mi casa no quieren la carne de cerdo poco hecha….
Mientras se hacen los solomillos, ponemos en una sartén un poco de aceite y metemos dentro el resto de la piña y los arándanos. Los espolvoreamos con el azúcar y dejamos que se caramelicen a fuego medio, hasta que estén tiernos.
Troceamos los solomillos y desglasamos bien la fuente donde los hemos horneado, para servir ese jugo como salsa, acompañados de la fruta glaseada.