Ingredientes :
1 Kg de Sardinas
½ cabeza de Ajos
2 Hojas de Laurel
Pimienta Negra en grano
Orégano
Tomillo
1 cucharadita de Pimentón agridulce de la Vera
Harina
½ litro de Aceite de Oliva Virgen Extra
100 ml de Vino Blanco
100 ml de Vinagre
Sal
Preparación :
Lo primero que tenemos que hacer es limpiar
bien las sardinas. Quitarle las escamas, la tripa y la cabeza. A mí, me lo hace
el pescadero, aunque yo en casa siempre las repaso, por si acaso… Las lavamos,
las secamos bien y las salamos al gusto.
Ponemos la mitad del aceite en una sartén y lo
calentamos. Mientras tanto, enharinamos las sardinas y las freímos de pocas en
pocas, hasta que se doren, sin necesidad de hacerlas demasiado. Las vamos
sacando a una fuente de vidrio según estén fritas.
Cuando hayamos terminado con todas las
sardinas, colamos el aceite que nos haya sobrado y limpiamos la sartén, para
quitar todos los restos de harina. Volvemos a poner el aceite en la sartén, junto
con el resto de aceite que teníamos reservado. Pelamos los dientes de ajo y los
freímos enteros, junto a las hojas de laurel. Lo hacemos a fuego medio y en
cuanto se doren, añadimos el tomillo, el orégano y los granos de pimienta.
Cocinamos todo junto unos minutos y añadimos un
poco de pimentón. Incorporamos el vino blanco y dejamos que hierva. Pasados
unos minutos añadimos el vinagre y un poco de sal y dejamos que se cocine otros
5 minutos, ya sin hervir.
Vertemos esta mezcla sobre las sardinas que
tenemos en la fuente de cristal y las cubrimos totalmente. Dejamos que se
enfríen, las cubrimos con film transparente y las dejamos reposar en el
frigorífico por lo menos 24 horas. Cuando las vayamos a consumir, las sacamos
un rato antes de la nevera, para comerlas a mejor temperatura.
Estamos en verano y el verano es época de
sardinas. En mi casa nunca se han comido sardinas, a mi madre no le gustaban.
En cambio, creo que en casa, a todos nos gustan. Así que siempre las hemos
comido fuera de casa.
Cuando nos vinimos a vivir a Nerja, descubrimos
uno de los platos más típicos de la gastronomía malagueña: el espeto de
sardinas. Las sardinas ensartadas, asadas directamente sobre la lumbre. Yo no
perdono comer un espeto de sardinas, cada vez que comemos en la playa….. me
encantan!!
Así que con estos antecedentes y con la fama de
mal olor que precede al cocinar sardinas, no he cocinado mucho este producto.
Solamente algunas veces al horno en papillote o en la plancha, también
cubiertas, poco más. Pero esta vez se me había antojado comer sardinas en
escabeche… y cuando a mi se me antoja algo, no paro hasta conseguirlo.
Así que busqué por Internet, encontré muchas
recetas y me decidí por la que publicaron en Directo al paladar hace tiempo. Un
éxito!!!! Como todos los escabeches, facilísimos de hacer y acompañadas de una
buena ensalada, una comida de verano ideal. Además esta receta nos permite guardarla en la nevera varios días o envasarla en frascos de cristal que deberemos hervir para hacer el vacío.
Las sardinas son uno de los alimentos más
recomendado por los nutricionistas, por su aportación de vitaminas y minerales,
omega-3 y ayuda a regular el colesterol y los triglicéridos. Por eso, yo las
utilizo mucho en lata, pero a partir de ahora, además de los espetos que pienso
seguir comiéndome en la playa, vamos a disfrutar en casa, de las deliciosas
sardinas frescas. Mi padre que era de Portugalete, estaría orgulloso… jajajaj…
2 comentarios
Fantásticas, ¡nos encantan! hay dos formas de hacerlas muy tradicionales con pimentón y sin él, casi siempre se hacían con las sardinas que sobraban cuando se freían, y por eso nunca se pedía un peso determinado al comprarlas.... No obstante todos los escabeches nos gustan, y es una forma de disfrutar de ellas conservándolas más tiempo.
ResponderEliminarBuenisimas¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarbesos