Ingredientes :
800 grs de Fresas
3 cucharadas de Azúcar
150 grs de Galletas Digestive
3 cucharadas de Azúcar
50 grs de Mantequilla
800 grs de Queso Philadelphia
200 grs de Azúcar
¼ cucharadita de Sal
2 Huevos
1 cucharadita de Extracto de Vainilla
250 grs de Queso Mascarpone
1 cucharadita de gelatina en polvo
Preparación :
Precalentamos el horno a 130ºC. Lavamos las
fresas, les quitamos el rabito y las extendemos en la bandeja del horno,
cubierta con papel de aluminio. Espolvoreamos el azúcar por encima de las
fresas y las horneamos durante una hora y media aproximadamente, hasta que se
vuelvan oscuras. Traspasamos las fresas a un bol y las dejamos hasta que se
enfríen completamente. Las trituramos, separamos una cuarta parte para la decoración
final y reservamos el resto para hacer la crema.
Partimos de que tenemos todos los
ingredientes a temperatura ambiente. Es muy importante para que la mezcla salga
perfecta.
Precalentamos el horno a 180ºC. Trituramos
las galletas y las mezclamos con el azúcar y con la mantequilla derretida.
Preparamos un molde redondo, de base desmoldable, forrando el fondo del mismo y
los laterales, con papel de horno. Lo engrasamos bien.
Vertemos la mezcla de galletas sobre el fondo
del molde y presionamos bien, de manera que quede una capa uniforme y lisa, por
toda la base. Horneamos durante 10 minutos y dejamos que enfríe sobre rejilla.
Para preparar la crema, batimos el queso Philadelphia,
con la pala de la amasadora, a baja velocidad, hasta que esté esponjoso. No
debemos incorporar aire a la mezcla, así que tenemos que hacerlo muy despacio y
con paciencia. Añadimos el azúcar y la sal y seguimos mezclando.
Incorporamos los huevos de uno en uno.
Paramos de batir y bajamos, con ayuda de una espátula, toda la mezcla que se
haya quedado pegada a las paredes del recipiente.
Añadimos la vainilla y el queso mascarpone y
mezclamos hasta que no quede ningún grumo. Separamos un cuarto de esta mezcla y
el resto, la mezclamos con el puré de fresas.
Precalentamos el horno a 160ºC y ponemos un
recipiente lleno de agua en la solera. Sobre este recipiente, colocamos la
rejilla del horno.
Vertemos la mezcla de fresas sobre la base de
galletas, que tenemos preparada en el molde y por encima, con mucho cuidado, la
cubrimos con la mezcla de queso, para que se quede por encima. Alisamos la
superficie con una espátula.
Colocamos el molde sobre la rejilla del horno
y dejamos que se hornee durante 75/90 minutos, hasta que esté bien cuajada, sin
que llegue a tomar color. Dejamos que se enfríe un rato en el horno y después
la pasamos a una rejilla en el exterior. Una vez que esté templada, la podemos
guardar en el frigorífico hasta que se enfríe totalmente, mínimo 3 o 4 horas,
pero mejor toda la noche.
Al día siguiente, sacamos la tarta del
frigorífico, la desmoldamos y la ponemos en un plato de tarta. Calentamos en un
cacito, el resto de puré de fresas que habíamos reservado el día anterior. Cuando
hierva, añadimos la cucharadita de gelatina y removemos bien. Esperamos a que
se derrita y se incorpore totalmente y la retiramos del fuego. Colamos esta
mezcla, para evitar que tenga grumos y la vertemos sobre la tarta fría.
Esperamos a que la gelatina temple y la
guardamos otra vez en el frigorífico. Deberemos esperar dos horas, por lo
menos, antes de poderla comer.
Seguimos en tiempo de fresas. Por lo menos
por aquí, seguimos teniendo unas fresas maravillosas y hay que aprovecharlas.
Por eso, cuando ví esta receta en el libro “Pasteles” de Martha Stewart, me
pareció que no podía dejarla pasar… con lo que me gustan las tartas de queso!!!
La tarta está buenísima, ya os comenté en la
receta del helado, que utilizar las fresas asadas, potencia el sabor de las
mismas y hace que el resultado sea espectacular. Os animo a que la probéis, que
todavía tenemos fresa para una temporadita.
Y os recuerdo que las fresas congelan muy
bien, lo mismo enteras, quitándoles el rabito, que hechas puré y utilizándolas
luego, para infinidad de postres: helados, yogures, rellenos, mousses, …. Yo ya
he empezado a acumular para el resto del año!!!
Y quiero aprovechar esta entrada para hacer
una crítica. Tengo todos los libros de recetas de Martha Stewart. Me encantan
sus recetas y he probado infinidad de ellas, tanto dulces como saladas. Hasta
ahora, los libros los compraba en inglés porque no estaban traducidos, pero
bueno, con los años he desarrollado una capacidad increíble para leer, sin ningún
problema, las recetas en inglés.
Mi sorpresa fue encontrar este libro, “Pasteles”,
traducido al español por la Editorial Juventud. Sin pensarlo dos veces, lo
compré. Qué gran error!!! No dudo, de que la traductora del libro, domine el
idioma y la traducción, literalmente, sea impecable. Pero de repostería no sabe
nada de nada. Increíble. Tiene frases totalmente sin sentido, ingredientes,
medidas,… mal, muy mal. Me estoy planteando no volver a comprar ningún libro
traducido, si no tengo la garantía de que el traductor sabe de lo que habla, de
verdad.
4 comentarios
Hacia mucho que no pasaba por aqui, pero para que veas que no me he olvidado de ti, aqui te dejo un mensajin...
ResponderEliminarVoy a echar un vistazo de las recetas que has publicado el ultimo mes.
Un besito
Motivada con la cocina
Deliciosa, el color de la cobertura te ha quedado precioso, rojo intenso, sin duda una tarta perfecta para esta época del año. 1 besazo y feliz puente!
ResponderEliminarDesde luego te ha quedado realmente fantástica y esa cobertura casera es una auténtica delicia ehh
ResponderEliminarbesazos
Me gusta
ResponderEliminarsaludo
pablo