Ingredientes :
375 ml de Nata
375 grs de Azúcar
6 Huevos
325 grs de Harina
1'5 sobres de Levadura Royal
1 pizca de Sal
Ralladura de 1 Limón
Preparación :
Precalentamos el horno a 180ºC. Engrasamos bien
el molde que vayamos a utilizar y preparamos todos los ingredientes. Medimos
bien la nata, pesamos el azúcar y la harina y sacamos los huevos del
frigorífico con antelación, para que no estén fríos. Mezclamos en un bol la
harina con la levadura, la sal y la ralladura de limón.
Ponemos en el recipiente de la amasadora el
azúcar y la nata y con las varillas, mezclamos bien los dos ingredientes, hasta
que el azúcar se disuelva y la mezcla se airee bien. Vamos añadiendo los huevos
uno a uno, hasta que se integren totalmente en la mezcla.
Cambiamos la varilla de la amasadora por la
pala y empezamos a remover a baja velocidad, incorporando poco a poco, a
cucharadas, la harina. No debemos hacerlo a velocidad alta, ni durante mucho
tiempo, simplemente hay que incorporar la harina, sin amasar.
Vertemos la mezcla en el molde, rellenándolo en
sus ¾ partes, más o menos. Damos unos golpes sobre la encimera, para que salga
todo el aire que pudiera tener y lo metemos al horno, durante 1 hora
aproximadamente. Controlaremos la cocción, sin abrir el horno durante los
primeros 45 minutos, con un palillo, hasta que salga limpio totalmente, al
introducirlo en el bizcocho. Si se tuesta demasiado por encima, bajamos un poco
la temperatura (a partir de los primeros 45 minutos), o cubrimos el molde con papel
de aluminio.
Cuando el bizcocho esté listo, lo sacamos, lo
dejamos enfriar sobre una rejilla 15 minutos sin desmoldar. Pasado ese tiempo
lo desmoldamos y lo dejamos enfriar totalmente. Lo decoramos espolvoreando
azúcar glas por encima, a través de un colador.
Para mí, este es “el bizcocho”, “el cake” de
toda la vida. Es el que se ha hecho en mi casa siempre, vaya, el único que se
hacía. Como sabéis todos, este blog nación como una recopilación de las recetas
de mi madre, Marichu. Pero siendo mi madre una excelente cocinera, nunca fue una
buena repostera. No, no era lo suyo. Así que en mi casa nunca se hicieron
grandes pasteles, ni tartas, ni postres complicados.
Mi madre encontró unas cuantas recetas
sencillas pero muy resultonas, que le solucionaban el postre en cualquier
comida que organizara. Y no se complicó más. Si queríamos tarta, se compraba.
Tengo que decir, que Bilbao tenía una pastelería espectacular, así que nunca
nos quejamos.
Pero el cake tiene su historia propia. Nosotros
veraneábamos en Pedernales, un pueblo de la costa vizcaína, del que ya os he
hablado en otras ocasiones. Más que un pueblo, era una aldea, muy pequeña, pero
con una situación geográfica privilegiada. Y entre otras muchas cosas buenas
que tenía, era el poder disfrutar a diario de leche fresca de vaca. En mi casa
dejaban todos los días 5 litros de leche, todos los días. Éramos 11.
Esa leche había que hervirla antes de
consumirla y al enfriarse, se formaba en la superficie, una capa de más de 1
cm. de espesor, de nata. Esta es la verdadera nata de la leche. Un lujo. Así que,
en mi casa, cada dos días había un tazón de nata, a rebosar. Con esa nata y
dado que mi madre no era muy repostera, solo se hacían dos cosas: o se untaba
directamente en el pan, y se espolvoreaba azúcar por encima (manjar de dioses),
o se hacía un cake. A mi cualquiera de las dos opciones me servía.
Me vuelve loca la leche de vaca de verdad. Hace
siglos que no la he tomado, pero recuerdo perfectamente su sabor, su textura, ….
La receta de este bizcocho es casi, casi la de un “quatre quarts” o un “pound
cake”, sustituyendo la mantequilla por nata. Es la receta básica de un cake. En
cualquier caso y como no teníamos por escrito la receta de mi madre, he utilizado
como referencia la receta que publicó Virginia, en su blog “Sweet & Sour”.
Ella sigue teniendo acceso a esa leche y a esa nata…. ya sabe cómo la envidio!!
Ah!, por cierto, se me ha olvidado deciros, que
a mi madre, nunca jamás, nunca, le salió bien este cake. El día que no estaba
crudo, estaba achicharrado. Unos días no levaba y otros días desbordaba… jamás
salió con forma definida, generalmente no desmoldaba bien, ¡!un desastre!! Durante años y años, siempre igual. Pues no
nos importaba, nos los comíamos todos.
Seguramente no tenía un buen molde, el horno
era de gas, que no es lo más idóneo para la repostería, su receta no sería
perfecta, no lo se, pero nunca se debió sentir frustrada, porque tampoco nunca sobró cake.
No me lo explico, pero fue así. Y debo decir, que el recuerdo que tengo yo de
aquel bizcocho, es que era mil veces más sabroso que éste que hago yo. Porque,
aunque esta receta es deliciosa y el cake sale precioso, le falta la magia de
la nata de verdad… en cualquier caso, con una buena mermelada, os aseguro que
la merienda es de 10 y en mi casa tampoco sobro ni una miguita!! Me he sentido
un poco como se debía sentir mi madre….
2 comentarios
Buenos días.
ResponderEliminarYo también recuerdo esa leche con esa nata que tomábamos cuando íbamos de veraneo al pueblo de mi madre en Valencia, no se puede olvidar.
Fabuloso tu Blundt que seguro esta delicioso.
Un abrazo
exquisito sin duda!!! los cakes con nata tienen una suntuosidad, un sabor y una textura que a mi desde luego me encantan
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